Marchena

Digitalizados 255 folios sobre la barriada Puerta Écija destruída en 1636 por los Duques en Marchena

18:56:00 MUCHO ARTE 0 Comments

La barriada marchenera Puerta Ecija fue destruída por orden del Duque de Arcos entre 1636 y 54 en una de las mayores operaciones de transformación urbana de nuestra historia. Después de gastar ingentes cantidades de dinero, un siglo después la finca quedó abandonada.

 

255 documentos relativos a contratos de compra de viviendas y solares de dicha barriada de Marchena,  con destino a su destrucción por orden del Duque de Arcos, aparecen digitalizados en el portal PARES del Ministerio de Cultura. 




 

En 1647-48 el duque de Arcos Don Rodrigo se enfrentó a una revuelta como Virrey en Nápoles, y compra poco a poco la barriada Puerta Ecija, de Marchena para destruirla por miedo a revueltas al estar aledaña al palacio de Marchena y construir en el solar un parque o jardín palatino. A pesar del enorme gasto un siglo después estaba abandonada.

En el siglo XX la finca pasó a ser propiedad de la familia Fraile que le un uso agrícola, ganadero y alfarero. Fue fábrica de ladrillos y finca de recreo que usó el aljibe islámico como piscina. En los noventa acaba en manos de la empresa inmobiliaria Malta, y con la crisis inmobiliaria acabó en manos de los bancos.


 

Hoy es el único paisaje histórico de Marchena que permanece inalterado en su configuración primitiva. Su solar conserva aljibes y murallas islámicas, la barriada medieval, y estructuras hidráulicas procedentes de la calle La Mina que vierten al aljibe de El Parque además del convento de Capuchinos, hecho sobre un baño árabe donde se colocó la cripta de los Láncaster.





A pesar de la gran inversión la finca El Parque solar de la extinta barriada Puerta Ecija fue abandonada en el XVIII con la marcha de los duques a Madrid como constatan los visitadores del rey en 1767. 

 

Una vez compradas por el Duque, las casas de la barriada Puerta Ecija, al norte de la localidad fueron destruídas y se construyó un parque amurallado en la zona conocida desde entonces como El Parque y La Corte. 

 

En el portal PARES se pueden consultar 255 folios de la compraventa y trueque del Duque digitalizados Juan Luis Ravé dió a conocer de la barriada perdida de Marchena en su obra "El Alcázar y la muralla de Marchena" pero se desconocía cómo era la configuración de la barriada perdida de Marchena y quiénes eran sus moradores. 

 

A través de estos documentos sabemos quiénes fueron sus propietarios y qué tipo de solares y edificos tenían.

Las casas y solares pertenecían a Bartolomé de Cárdenas, al procurador del Colegio de la Compañía, de Violante, Catalina, Isabel y Andrade Guerrero, el viudo Juan de la Nieta y sus hijas. Francisca Jiménez, mujer de Domingo Jiménez, residente en Indias, que tenía una haza de siete almudes de tierra en el ruedo de Marchena que también fue comprado. 

 

El Duque también hizo un trueque con el Convento de la Concepción de Marchena, por la cual el duque le dio dos fanegas en la puerta de Carmona y un censo, y el Monasterio, a cambio dio cuatro hazas de tierra en el lugar del Recalcón

 
También compró tierras a Hernando de la Vega Rancho, a Graciana de Alarcón Vera y su hijo Pedro de Saavedra y a sus propios familiares como Isabel de Ribera, viuda de Lope Ponce de León Zapata,  Ana Ponce de León, viuda de Lorenzo de Saavedra Guzmán, a Gaspar de Torres, capellán, le cambió sus tierras del Parque por otras de la calle del matadero. 

 

A Luis Cañete compró "un almud y 36 estadales de tierra" a Tomás Hurtado de Medina cambió unas tierras de su padre a cambio de otras ubicadas en el ruedo.
A Lázaro de Vega Jinete, sacerdote, cambió sus tierras situadas en el Parque a cambio de
un censo impuesto sobre los bienes de un vecino de dicha villa.

 

 A Tomás Benjumea, cura párroco de San Sebastián el Duque compró unas tierras en la finca El Parque. A Bartolomé de Cárdenas "el viejo" y su mujer Isabel de Benjumea, compró dos hazas de tierras situadas en el término bajo del llamado "muladar de la grulla". 

 
 A Francisco y Agustín de Paredes, el duque compra unas tierras de la capellanía del regidor Alonso de Fuentes.

A Diego Cataño de Góngora, como poseedor del vínculo fundado por Alonso Núñez Valenzuela Prado, compra unas casas situadas en la calle de la puerta de Écija, a cambio de unas casas en Marchena. 

 









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